No soy mucho de enarbolar banderas porque en ocasiones este mundo es tan imprevisible que de repente te das cuenta de que hay algo en lo que no te habías parado a pensar. Además, la causa puede llegar a ser tan sublime que, ante la cantidad de miserias propias, una teme caer en la frivolidad o en la demagogia y no saber estar a la altura de lo que se está debatiendo. Tengo que reconocer, por eso, aunque me pese, que no suelo desmarcarme habitualmente en situaciones de este tipo y que prefiero quitarme el sombrero ante aquellos que pueden, con asertividad, pisar fuerte en los terrrenos más laboriosos.
Sin embargo, aprovechando que he retomado - casi iniciado - mi andadura en la blogosfera, me apetecía mucho servirme del pretexto - porque no debiera ser más que eso - de un día como hoy para escribir sobre un tema del que "sí" albergo una conciencia firme... Y aunque por una vez voy a evitar ponerme pedante hablando de este tema - no tengo demasiado tiempo porque debo hacerme la maleta para mañana ir todos al hospital con mi madre que va a someterse a una histerectomía (¿dejará mi madre de ser mujer cuando le extirpen el útero?) - me resulta inevitable dejar unas líneas que sirvan de pequeño homenaje a LA MUJER.
Por las que luchan por redefinir la esencia de nuestro género
desde una habitación propia y por las que no pueden llegar a hacerlo.
Por el coraje y la entrega de todas ellas.
Y aprovecho para dejar una cita de uno de los libros más interesantes que he leido:
"It is the horror to his own carnal contingency which man projects upon woman"
Simone de Beauvoir, The Second Sex
Simone de Beauvoir, The Second Sex
No comments:
Post a Comment